Damos la bienvenida a 2024 en la consulta del Doctor Goodfellow recetando un remedio infalible contra el tedio. Alguno dirá que recomendar el último trabajo de una de nuestras especialistas no está exento de una cierta dosis de corporativismo. Y es verdad, no lo voy a negar, que Aurora Delgado es compañera y, sobre todo, amiga. Pero no lo es menos que su talento para la narración es indiscutible. Si no me creen, sólo tienen que asomarse a cualquiera de sus tres novelas publicadas hasta la fecha. Aurora es una novelista tan poco prolífica como sólida. De hecho, ha tenido que pasar más de un lustro desde la publicación de su estupenda Curva (Sloper, 2018) para que regrese a su género favorito. Y lo hace de la mano de la editorial Libros de la Herida, la misma con la que tomó la alternativa en 2014 con la publicación de El corazón de Livingstone.
En su nuevo trabajo, Criaturas del instante, narra un curioso episodio que, según la narradora, tuvo lugar en Barvija (Moscú) el 9 de diciembre de 1948 con Dolores Ibárruri, Pasionaria, como protagonista. En este relato, cargado de sarcasmo, la autora construye una compleja arquitectura de caja china en la que las historias de la líder del Partido Comunista Español, la de Helena Malaver, tortillera mayor de la Unión Soviética, y la de la propia narradora, una antigua «niña comunista», alter ego de la autora, se contienen unas dentro de otras cual muñecas matrioskas. Y es que el fantasma de Helena Malaver le dicta la novela a esa niña, ya crecidita, en la habitación de un hotel lisboeta en la que el tiempo se convierte en una materia dúctil para que los lectores podamos presenciar los sucesos paranormales con los que Aurora Delgado dibuja un claro paralelismo entre el credo religioso del cristianismo y el político del comunismo, tan necesitado este último de dogmas y saltos de fe como el primero.
En Criaturas del instante se mezclan la historia y lo fantástico, el humor y la poesía, dándose la mano en un difícil equilibrio que, en manos de esta autora, se convierte en un divertido retrato de la condición humana. No se lo pierdan.
Manuel Valderrama Donaire