A partir de la trágica muerte de su madre, o mejor dicho, a partir del proceso de revisión de la casa paterna que realiza junto a su hermana mayor, odiada y envidiada a partes iguales, el personaje de Nicole Eaton, Nikki, se replantea su vida. La figura de Mamá va emergiendo y la va fagocitando, hasta tal punto que termina viviendo en la casa de la madre, adopta su gato huérfano, cocina las valoradas y admiradas recetas de pan que ella cocinaba y visita a los parientes ancianos que casi desconocía. El calendario con la programación de actividades de su madre que encuentra en la cocina, se convierte para ella en una hoja de ruta por la que transitar durante el duelo.
En este viaje, inevitablemente, conoce acontecimientos del pasado de sus padres que no le son gratos, pero como un GPS emocional, le permite recolocarse ante su ciudad, su familia, sus amantes.
El arco del personaje protagonista va desde una mujer inmadura que se deja llevar por los tópicos, aunque ella se cree moderna y trasgresora; con roles asumidos desde la infancia, que no ha roto ni se ha enfrentado a ellos, como la imagen sexy que se ve obligada a mostrar; y teóricamente independiente, aunque no sabe bien donde dirigir su vida; hasta la de alguien más cercano a la realidad y que se reconoce en los actos sencillos. La personalidad de la madre: caritativa, solidaria y muy comprometida con la comunidad, le lleva a descubrir un mundo que le permanecía ajeno, pero que al cabo le resulta mucho mas sincero que el que ella intentaba construir a su alrededor.
JOYCE CAROL OATES, considerada como una de las principales figuras de la narrativa norteamericana contemporánea, escribe “Mamá” en 2005 y se la dedica a su madre muerta en 2003 (Título original: Missing Mom). Su obra consta de novelas (como “La hija del sepulturero” y “Ave del paraíso”), relatos, obras de teatro, poesía y ensayos. Además ejerce la docencia en la Universidad de Princeton y trabaja como editora de revistas literarias. “Esta es la historia de cuanto echo de menos a mi madre. Algún día, de forma única, será también tu historia”, dice la protagonista en la primera página. El asesinato con ensañamiento de un personaje parece ser una constante en su obra, reflejo de la violenta sociedad norteamericana.
Escrita en primera persona, la acción me ha resultado demasiado lenta, incluso podemos decir que no existe porque predomina la introspección y el deambular emotivo por la mente de Nikki. Encontramos párrafos muy sugerentes cuando ella recuerda, cuando intenta comprender mejor tanto la vida de su familia como la suya propia; y por supuesto, está muy bien estructurada, con pasajes que se anticipan e hilvanan los sentimientos de todos los personajes. Pero, en definitiva, no hay una trama que te atrape, aunque imagino que ese no era el objetivo de la autora.
Mamá dice en uno de sus diálogos esta frase: “Para ser feliz hay que tener una familia a la que cuidar, un jardín y uno o dos gatos”, que Nikki asume como un legado de sabiduría. Yo tengo familia, pero un único gato… aunque dos jardines. Espero que sea suficiente.
REYES GARCÍA-DONCEL
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